Two People, JENNIFER and Paty, directors of Casa Marianella and Casa Esperanza, caught my attention for their dedication, generosity, spirit of sacrifice and human warmth in their treatment of immigrants. Despite being wives, mothers with family responsibilities, they have always been aware of each of the people staying in these two houses. They exemplify quality treatment with their staff, and provide special attention with volunteers and donors. They show human sensitivity to all people who come daily to ask for help, shelter, clothing or food. I think people like them, are not easy to find, but only God knows how to choose certain people and put them in places where He, can manifest through them.Dña. Chofi, mother Sofia, as she is better know, is an extraordinary person. She commits fully to her work by making food for those in need cleaning floors, cleaning bathrooms, washing slabs, washing sheets and towels, and even taking them to a laundry mat where she pays out of pocket to leave them clean and spotless for others to use. She also arranges food, cleans the kitchen, prepares food for the sick, for monthly meetings and for the whole house. There is no doubt that there are people with a heart born out of the shadow of God’s own heart.
Don Telmo, previous resident of Casa Marianella, rest in peace. A father figure to so many young adults and adult immigrants who arrived at Casa Marianella. He gave advice, guidance, support and even sharing some of what little he had, like shoes, sweaters, coats, and what he could get to help. He succeeded in walking again, with his new leg, from one place to another. Don Telmo has been an example, for all of us who had the pleasure of interacting with him, of tenacity, courage and overcoming all obstacles. God bless you now in your new home, a continuation of Casa Marianella, where we will all be guests, but with God’s presence.
Tiburon, Macario, Jose Luis, Enrique Vera, David, Joseph, etc. people that we had the opportunity to say goodbye to before they passed, with the only hope that they were going to a place where discrimination, racism, exploitation, abandonment, loneliness and job opportunities, doesnot exist. May God have them in that welcoming place called Paradise.
Each immigrant has as story to tell. From what they leave in their countries, the great effort to get money and have to pay later, to coming to the US with the dream that here they will find everything they need. Thousands of adventures, fears, threats, rapes, assaults, kidnappings, abductions, fleeing drug traffickers, dangers, hunger, thirst, poverty, disease, accidents, deception, prisons, mistreatment and even death. Until finally, a light of hope shines, when they come to Casa Marianela and Casa Esperanza. This is all thanks to those who, in one way or another, contributed to this oasis in the desert, shelter, peace and hope for all guests arriving at these two extraordinary houses for immigrants; such as Casa Esperanza for women and children and Casa Marianela for women and men. Thank you for this opportunity and I carry in my heart the shared experiences of Emaus of our time, who have taught me that the world belongs to everyone and we are all responsible to make of HIM, a comfortable home and oasis on the way to the infinite universe of God.
Jorge Huerta Wilde
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ALGUNAS VIVENCIAS COMO VOLUNTARIO EN CASA MARIANELLA Y CASA ESPERANZA.EL 20 DE FEBEREO DE ESTE 2018 CIERRO EL CICLO DE HABER PARTICIPADO COMO VOLUNTARIO TODOS LOS MIERCOLES, ENCARGANDOME DE CASA MARIENELLA, mientras el staff hacia sus reuniones de evaluaciones, acuerdos y calendarios, para su buen funcionamiento de la fundación.
Fue un 20 de febrero de 2009 cuando hablando con Jennifer, la directora, le expresé mi deseo de querer ayudar a los Inmigrantes. Ella me dijo que si podía ayudarles con hacerme cargo de casa Marianela los miércoles por la mañana, mientras el staff realizaba su reunión semanal de revisión y acuerdos. Me pareció buena la oportunidad para conocer un poco más de cerca, lo que es la vida de los inmigrantes, sus orígenes, sus desplazamientos, sus trayectorias, sus sufrimientos y los cientos de obstáculos que tienen que vencer para buscar un cielo que los acoja, un país que no los amenace y una sociedad que les de confianza, seguridad y apoyo.
He tenido la oportunidad de conocer a muchos miembros del staff, tanto de casa Marianella, como de casa Esperanza que periódicamente vienen a ofrecer sus servicios, por un determinado período de tiempo y luego siguen sus caminos. La mayoría de ellos, sobresalen por un espíritu de servicio, entrega e interés por ayudar a los inmigrantes de casa, entrega que no es ciertamente fruto por un salario insignificante que reciben, sino de un espíritu de la calidad de un ser humano por ayudar a otros. Fueron muy pocos los que sólo vinieron a cumplir un requisito como parte de sus carreras universitarias. Ellos sólo se limitaban a lo mínimo para cumplir su compromiso.
Dos personas, JENNIFER Y PATY, directoras de casa Marianella y casa Esperanza, me llamaron su atención, por su entrega, generosidad, espíritu de sacrificio y su calidez humana en su trato para los inmigrantes. A pesar de ser esposas, madres y tener sus obligaciones familiares, siempre han estado al pendiente de cada una de las personas que se hospedan en las dos casas. Calidad de trato con su Staff. Atención especial con voluntarios y donadores. Sensibilidad humana para todas las personas que acuden a diario a pedir ayuda, un techo, ropa o comida. Creo que personas como ellas, no son fáciles de encontrar, pero sólo Dios sabe escoger a ciertas personas y colocarlas en el lugar donde El, se pueda manifestar a través de ellas
Dña. Chofi, mama Sofia, como se le dice. Una persona extraordinaria. Una entrega total. Hacer comida para quienes lo necesitan. Limpiar pisos. Limpiar baños. Lavar losa. Lavar sabanas y toallas e inclusive llevándoselas a otras partes donde hay lavadoras de pago, pagar con su dinero y dejarlas limpias e impecables, para su uso. Arreglar el cuarto de comida. Limpieza de cocina, preparar comida para los enfermos, para los encuentros mensuales de toda la comunidad de casa. No cabe duda que hay personas, con un corazón que nace a la sombra del corazón mismo de Dios.
Don Telmo, residente de casa Marianella, en paz descanse recientemente. El papá de tantos jóvenes y adultos inmigrantes, que llegaron a casa. Consejos, orientaciones, ayuda e inclusive, compartiendo parte de lo poco que él tenía, como zapatos, suéteres, sacos, y lo que el podía conseguir para poder ayudar. Logró con su pierna nueva comenzar a caminar y desplazarse mejor de un lugar a otro. Don Telmo ha sido un ejemplo de tenacidad, coraje y superación para todos los que hemos tenido la oportunidad de convivir con él. Dios lo bendiga ahora en su nueva morada, una continuación de casa Marianella, en donde todos seremos huéspedes, pero con la presencia de Dios.
Tiburón, Macario, José Luis, Enrique, Vera, David, José, etc. personas que nos tocó decirles adiós, antes de morir, con la única esperanza que iban a un lugar donde no existe la discriminación, el odio racial, la explotación, el abandono, la soledad y las oportunidades de trabajo. Dios los tenga en ese espacio que se abre para todos ellos, y que se llama Paraíso.
De cada inmigrante se puede escribir un libro. Lo que dejan en sus países. El gran esfuerzo por conseguir dinero y tener que pagarlo después, para venir a los ESTADOS UNIDOS con ese sueño que de aquí van a encontrar todo lo que necesitan. Las mil aventuras, sustos, amenazas, violaciones, asaltos, secuestros, raptos para engrosar las filas de los narcotraficantes, peligros, hambre, sed, pobreza, enfermedades, accidentes , engaños, prisiones, maltratos y la misma muerte, hasta que finamente, para algunos, se abre la luz de una esperanza, cuando llegan a casa Marianela y casa Esperanza y esto, gracias a todos los que de alguna forma u otra, contribuimos a que este oasis, en el desierto de sus vidas, dé cobijo, paz y esperanza, para todos los huéspedes que llegan a estas dos extraordinarias casas, para inmigrantes, como son casa ESPERANZA, para mujeres y niños Y CASA MARIANELA, para mujeres y hombres. Mil gracias por esta oportunidad y llevaré en mi corazón, las vivencias compartidas en este nuestro camino de Emaús de nuestro tiempo, que me han ensenado que el mundo es de todos y todos somos responsables de hacer de Él, una morada confortable para todos y un oasis en el camino hacia el universo infinito de DIOS.
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